sábado, noviembre 07, 2009

Comentocracia: Super Mauricio Fernández y los bueyes

Caricatura de Carreño en El Universal

Así viene la síntesis de artículos:

Súper Mauricio y los bueyes

Milenio Diario, p. 15/Opinión
Diego Petersen FarahHace una década, un director de la policía de Guadalajara (famoso por los usos que le daba al tolete) se dedicó a presumir, medio por medio, que había creado un grupo de inteligencia (…) y que gracias a ello habían detectado más de 400 puntos de venta de droga en el municipio de Guadalajara, mismos que tenía identificados con domicilio y foto (…) Dos años después, en un foro distinto, el mismo jefe policiaco presentó el mismo power point con su historia de los 400 puntos. “Son los mismos de hace dos años”. “Sí -dijo-, la PGR no ha hecho nada”. Eso es hacerse buey, con inteligencia. En una cosa tiene razón el alcalde de San Pedro Garza García, Nuevo León, Mauricio Fernández: la inmensa mayoría de los alcaldes de este país se desentienden cómodamente de los asuntos de narcotráfico porque “es un delito federal” (…) Los ayuntamientos tienen que entrarle al combate al narcotráfico en serio. Es absurdo que se amparen en que se trata de un tema de fuero federal para hacerse de la vista gorda (…)

La nula autonomía

El Universal, p. 22/Primera
Paola Zavala Saeb
Si es verdad que nacimiento es destino, los mexicanos estamos destinados a tener una justicia que responda, en muchas ocasiones, a intereses de grupos de presión. También a que la democracia, el respeto a los derechos humanos, la legalidad y transparencia del gobierno dependan de la voluntad de los grupos en el poder. Nacimos en un país donde el poder no limita efectivamente al poder. Para acceder a su cargos, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como los titulares de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y del Instituto Federal Electoral dependen del visto bueno de las cúpulas de los partidos, del presidente de la República, de los gobernadores, diputados, senadores y poderes fácticos como la élite empresarial, los medios de comunicación y la Iglesia hegemónica. Sólo ellos en este país pueden elegir a quienes los vigilan y los juzgan. Determinaron a los árbitros de la contienda electoral cuando nombraron a los consejeros del IFE, y a quienes han de garantizar la honestidad y transparencia en la función pública cuando nombraron a las comisionadas del IFAI.

Beltrones en twitter

El Universal, p. 22/Primera
Onésimo Flores
No conozco al senador Manlio Fabio Beltrones. Su fama, sin embargo, es gigante. Se le reconoce como el cerrador de tratos, como el factótum político, como el copresidente. Cuando se discute la ingenuidad de la nomenclatura panista, el contraste frecuentemente es con Beltrones. Tanto quienes lo apoyan como quienes le temen, quienes ven en él un proyecto político y los convencidos de que representa un pasado que no debe regresar, destacan su habilidad y colmillo. En los últimos días ocupó un lugar preponderante en los periódicos. Entregó la medalla Belisario Domínguez. Echó abajo el acuerdo sobre el paquete fiscal que había construido el gobierno federal con la Cámara Baja. Escogió nuevo presidente de la CNDH. Y abrió su cuenta en twitter, la red social de mayor crecimiento en internet.

Pagaremos más impuestos

El Universal, p. 23/Primera
Jorge A. Chávez Presa
Porque el mundo nos cambió, los mexicanos tendremos que pagar más impuestos. El Congreso de la Unión simplemente validó ese cambio al aprobar las diversas reformas tributarias. La euforia provocada por un auge petrolero relativamente largo, de 2003 a julio de 2008, hundió al país en una borrachera, y ésta se paga. El inconveniente es que el ajuste fiscal tendrá que hacerse cuando la economía mexicana inicie la recuperación a partir de la profunda recesión en la que cayó. Es importante que como ciudadanos y contribuyentes comprendamos el porqué de este incremento en el pago de impuestos, y que vayamos desterrando los mensajes mediáticos que descalifican el quehacer público con ejemplos mínimos de desperdicio en el gasto público. El dispendio por pequeño que sea es inaceptable y hay que erradicarlo.

El barril sin fondo

Reforma, p. 11/Primera
Ana Laura Magaloni
Si le hiciéramos caso al Consejo de la Judicatura Federal, en México tendríamos que expandir el número de tribunales federales al punto en que todos los años los ingresos y egresos de asuntos fueran exactamente iguales. Es decir, la infraestructura judicial tendría que ser de tal calibre que inclusive los asuntos que ingresaran el último mes del año tuviesen que ser resueltos antes de finalizar el mismo. Así de absurda es la justificación que el Poder Judicial federal está dando para solicitar 17 por ciento de aumento presupuestal para el 2010. Un análisis básico de la estadística judicial que hace pública el Consejo de la Judicatura es suficiente para mostrar lo irracional de su planteamiento. El rezago judicial es un problema muy grave cuando, con este término, nos referimos a procesos judiciales tortuosos, lentos, con enormes vericuetos legales y en donde las sentencias se emiten después de varios años de haber iniciado el juicio. (…)


Más de lo mismo

Milenio Diario, p. 12/Opinión
Rosario Robles
Ciertos momentos de la vida política nacional son para asumir posturas que resulten ejemplares del proyecto que se representa. Si se quieren cambios, si se desea un nuevo rumbo para un país que parece naufragar, si la expectativa es retomar las riendas con una propuesta alternativa que tiene como objetivo sustancial el bienestar de la mayoría de la gente, es hora de reflejarlo en decisiones que, por las circunstancias actuales, se convierten en paradigmas de lo que cada fuerza política verdaderamente propone. En ese sentido, en la reciente aprobación del paquete fiscal, el PRI y el PAN demostraron que lo único que plantean es más de lo mismo. Sólo habría que agregar que se equivocan los priistas si piensan que, a pesar de estas decisiones, tienen el camino pavimentado (basta ver las declaraciones de que su voto en lo fiscal fue para no recibir un país en ruinas en 2012).

La clase dirigente

Milenio Diario, p. 14/Opinión
Juan Gabriel Valencia
(…) Si el presidente Calderón se lanzó como el presidente del empleo y ahora publicite un crecimiento económico de 2.7% en el último trimestre, a pesar de 700 mil desempleados en lo que va del año, se puede entender. Se han cansado de repetir a la ciudad y al mundo que no fue culpa suya: el narcotráfico, la crisis agroalimentaria, la recesión mundial, la influenza, etcétera, etcétera (…) Valga una observación, sólo marginal: tuvieron nueve años los panistas para hacer los cambios estructurales que les permitieran ser responsables de la historia, no víctimas de ella (…) Todavía en el arranque de la negociación del reciente paquete económico se vuelven a equivocar. No tienen ni el apoyo de los suyos. Para esta y para cualquier generación, aunque no sea así para la historia, tres años es un mundo de tiempo (…) No sería mucho pedir que se tome un fin de semana a solas, alejado de su grupito gubernamental disfuncional, para pensar con quién gobernará los próximos tres años, incluidos qué adversarios. Pero pronto.


Reforma fiscal: pobreza y hambre

Excélsior, p. 14/Primera: Nacional, José Carrera Parra
Finalmente, la Cámara de Diputados ha corroborado que, en México, la forma de entender la justicia social distributiva es la existencia de una pléyade de miserables desempleados que tienen la suerte y el honor de compartir su territorio con el segundo hombre más rico del planeta. Ésta es la consecuencia real de la decisión de aprobar una política fiscal recaudatoria en la cual los que menos tienen pagan más al fisco que los que tienen en demasía. El momento que vivimos es uno de los más dramáticos de los últimos sexenios, ya que lejos de cumplirse las promesas de campaña del titular del Ejecutivo, que ofrecía convertirse en el Presidente del empleo y la justicia social, hoy, más que nunca, el desempleo alcanza niveles inauditos, mientras eufemísticamente grandes masas populares discurren por las calles de la ciudad de México y del país entero arrastrando su pobreza y, lo que es peor, su hambre.

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