La extradición del siglo: un buen negocio para el capo, pero malo para el gobierno

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, de Milenio, expone: En un principio, yo era de la idea de que el gobierno de México no debía extraditar a Estados Unidos a Joaquín Guzmán Loera, (a) El Chapo Guzmán, si el argumento era para evitar que se fugara.
Tenía, también, muy presente lo que me dijo un presidente de Colombia en el sentido de que estaba revisando la política de su país de extraditar a los grandes capos de la droga porque al llegar a Estados Unidos, a la gran mayoría, le sacaban información, llegaban a un acuerdo, les reducían las penas, los liberaban con protección y les dejaban las cuentas bancarias.

El meollo del asunto

Esto no era un mal negocio para los delincuentes, pero sí para su gobierno, que utilizaba todos los recursos y vidas para capturarlos, entregarlos a la justicia estadunidense y ésta en alcanzar arreglos, legales allá, pero acuerdos.
El caso de El Chapo Guzmán es emblemático en la historia mundial de la delincuencia. Detenido tres veces, se fugó en dos ocasiones.
Es una decisión importante del gobierno del Presidente Peña Nieto la de conceder la extradición de éste, que fue considerado el delincuente más buscado del mundo.
Y no puedo separar que se haya otorgado en el último día de gobierno de Barack Obama.

Aquí la columna

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