Dislate del Peje lanza contra él una ofensiva de aspavientos que lo fortalece como víctima

Pepe Cárdenas en su columna Ventana, de El Universal, considera que el tabasqueño tiene la culpa por bajar la guardia de manera inexplicable; el descuido de un dislate sin sustento bastó para ponerlo a merced de sus enemigos de la “mafia del poder”, que, según él, está “nerviosita”, y lo sigue provocando.
La mención del Ejército como objeto de reclamo por su probable participación en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, fue suficiente para una tunda que no termina. 

Sin mencionar al Peje por su nombre, el mando militar denuncia difamación y ofensa cuando se señala a soldados como culpables de actos de represión y violación de los derechos humanos, en Iguala, sin la mínima evidencia.

El meollo del asunto

La respuesta del aludido ha sido desviar el balón a la tribuna.
La historia se repite. El avance de López Obrador, que lo coloca como puntero en las preferencias ciudadanas, lo convierte en el rival a vencer en 2018, tal y como ocurrió en 2006, cuando no ganó por medio punto, o en 2012, cuando no pudo con Peña Nieto.
La ofensiva contra AMLO se parece mucho a aquel desafuero orquestado desde la obsesión foxista.
La ofensiva en su contra, en lugar de evidenciar debilidades, inconsistencias y defectos del Mesías Tropical, se pierde en aspavientos y fortalece el discurso victimizador que tanto le ha redituado… y lo consolida.

Aquí la columna
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