Gutiérrez Vivó: el ave Fénix que no resurgió de sus cenizas
Lo escribe Claudia Segura en Milenio:
Tal y como sucediera en las letras de Gabriel García Márquez, la de Monitor fue la crónica de una muerte anunciada, aunque hay que reconocer que la caída de esta Ave Fénix, que no se recuperó de sus cenizas, fue mucho más dolorosa y desgastante para sus trabajadores, que la pérdida misma de José Gutiérrez Vivó de la escena informativa radiofónica.
Para muchos, incluso para Gutiérrez Vivó mismo, ‘la espada de Damocles’ fue empuñada por Grupo Radio Centro al no finiquitar el adeudo comercial de GRC sobre Grupo Monitor; sin embargo, hubieron muchos más aspectos humanos que acabaron con uno de los grupos periodísticos más trascendentes de la historia de la radio en México.
Desde hace más de dos años José Gutiérrez Vivó se había constituido en el periodista contestatario, contrario al régimen federal y apostó sus naves a la elección de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, no fue la elección del ‘caballo perdedor’ lo que lo perdió, sino una terrible desproporción de ego que generamos sobre él la propia audiencia, pues le conferimos el mote de ser “la voz que México escucha”, y supusimos que su desigualdad democrática era la bandera misma del derecho a la información.
Tal y como ha sucedido en el 2008 con López Obrador, Gutiérrez Vivó resultó presa y enemigo de sí mismo, por lo que fue denostado no sólo por sus contrarios empresariales, también perdió lo más valioso que tuvo: el interés de sus propios colaboradores, quienes lo siguieron incluso a una huelga en la cual Gutiérrez fue solidario, mas no equitativo.
Los empleados del extinto Grupo Monitor no fueron finiquitados, y lo peor, hoy pesa sobre sus sienes una calificación que los marca como “trabajadores de Gutiérrez” en una suerte de desprestigio que los deja como rijosos, cuando, sin duda, han sido los más comprometidos y mejor capacitados para realizar un noticiario radiofónico las 24 horas del día aun con todas las condiciones en contra.
Tal y como sucediera en las letras de Gabriel García Márquez, la de Monitor fue la crónica de una muerte anunciada, aunque hay que reconocer que la caída de esta Ave Fénix, que no se recuperó de sus cenizas, fue mucho más dolorosa y desgastante para sus trabajadores, que la pérdida misma de José Gutiérrez Vivó de la escena informativa radiofónica.
Para muchos, incluso para Gutiérrez Vivó mismo, ‘la espada de Damocles’ fue empuñada por Grupo Radio Centro al no finiquitar el adeudo comercial de GRC sobre Grupo Monitor; sin embargo, hubieron muchos más aspectos humanos que acabaron con uno de los grupos periodísticos más trascendentes de la historia de la radio en México.
Desde hace más de dos años José Gutiérrez Vivó se había constituido en el periodista contestatario, contrario al régimen federal y apostó sus naves a la elección de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, no fue la elección del ‘caballo perdedor’ lo que lo perdió, sino una terrible desproporción de ego que generamos sobre él la propia audiencia, pues le conferimos el mote de ser “la voz que México escucha”, y supusimos que su desigualdad democrática era la bandera misma del derecho a la información.
Tal y como ha sucedido en el 2008 con López Obrador, Gutiérrez Vivó resultó presa y enemigo de sí mismo, por lo que fue denostado no sólo por sus contrarios empresariales, también perdió lo más valioso que tuvo: el interés de sus propios colaboradores, quienes lo siguieron incluso a una huelga en la cual Gutiérrez fue solidario, mas no equitativo.
Los empleados del extinto Grupo Monitor no fueron finiquitados, y lo peor, hoy pesa sobre sus sienes una calificación que los marca como “trabajadores de Gutiérrez” en una suerte de desprestigio que los deja como rijosos, cuando, sin duda, han sido los más comprometidos y mejor capacitados para realizar un noticiario radiofónico las 24 horas del día aun con todas las condiciones en contra.
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