jueves, marzo 04, 2010

Carta del P. Carlos Skertchly al hijo de Marcial Maciel, Raúl González Lara

Los supuestos hijos de Marcial Maciel hacen revelaciones en el programa de Carmen Aristegui

Oficina de comunicación de los Legionarios de Cristo, México
(Anexo: carta del P. Carlos Skertchly al señor Raúl González Lara)
¡Venga tu Reino!
Martes, 12 de enero de 2010
Sr. Raúl González Lara
Presente
Estimado Raúl:
Deseo dejar constancia de nuestro encuentro del pasado día 6 de enero, y de acuerdo con tu solicitud dar una primera respuesta a tus peticiones. Con la intención de ser preciso y formal, he preferido hacerlo por escrito. Confirmo asimismo mi disponibilidad para continuar dialogando contigo.
Ante la imposibilidad de que el P. Álvaro Corcuera viniese a México en estas fechas y se encontrase contigo como era tu deseo, me pidió que, como representante suyo, estuviera a tu disposición, me reuniera contigo y te escuchara.
Nuestra intención, como miembros de la congregación de los Legionarios de Cristo, es hacer cuanto sea posible por conocer la verdad sobre la vida de nuestro fundador, buscar -con caridad evangélica- las mejores soluciones a las complejas situaciones que se están presentando, salir al paso pastoralmente de todas las personas que han sufrido o puedan verse afectadas. Es con este espíritu e intenciones que me he reunido contigo.
En nuestro encuentro del pasado día 6, en la Universidad Anáhuac del Norte, tuvimos oportunidad de conversar por espacio de una hora. Durante este tiempo me referiste algunos aspectos de tu vida relacionados con tu padre a quien identificaste con el P. Marcial Maciel.
Me comunicaste asimismo tus intenciones y la petición que presentas a los superiores de la Legión de Cristo: pides que se te entregue una suma de 6 millones de dólares como cumplimiento de lo que dices fue la voluntad de tu padre, expresada oralmente a ti en una conversación. Además pides otros 20 millones de dólares como compensación por tus sufrimientos.
El día 8 de enero por la tarde recibí tu llamada telefónica en la que confirmaste tu petición afirmando "si Ustedes me dan los 26 millones de dólares, callo la verdad", y pediste una respuesta para el próximo día 13, a más tardar.
En respuesta a tu petición puedo decirte cuanto sigue:

1. Como afirmé en nuestro encuentro y en la llamada telefónica, deseamos comprender tu situación, tratar de hacer luz sobre los aspectos aún oscuros que afrontamos, buscar la verdad, salir al encuentro de las personas, pero no podemos en modo alguno ceder ante la petición de pagar dinero a cambio de silencio. Si bien valoramos todo el dolor y sufrimiento que nos has relatado, y deploramos el mal que pueda seguirse del escándalo, no acogeremos nunca peticiones de este género, que además, son ilícitas. Preferimos buscar y afrontar la verdad por dolorosa que sea.

2. En cumplimiento del encargo que he recibido, referiré al P. Álvaro Corcuera el contenido de nuestras conversaciones, y a su vez, te daré a conocer sus comentarios y respuestas. Ya
desde ahora puedo confirmarte nuestro deseo y disponibilidad para acompañarte y ofrecerte el apoyo pastoral que estés dispuesto a recibir, puesto que, como me has comentado, la solución más profunda a tus dificultades no es económica.

Aprovecho la ocasión para mencionar, además, que hemos tenido noticia que en breve se publicará un libro escrito por una periodista mexicana, sobre temas relacionados con el P. Maciel. Nosotros no hemos tenido contacto con la autora y quedamos a la espera de conocer el contenido del libro. Nos da profunda pena el sufrimiento y daño moral que este escrito pueda causarte a ti, a tus familiares, y también a nosotros. Lamentamos, además, el
escándalo público y eclesial que generará.
Te pido una vez más que reflexiones sobre tu postura, y como te he comentado, te reitero que estamos siempre dispuestos a buscar juntos la verdad de esta situación tan dolorosa para todos, las evidencias, así como las mejores soluciones. Este será, sin duda, un proceso difícil que llevará tiempo. Cuenta con mis oraciones por ti y tu familia.

Tuyo afmo. En Jesucristo, P. Carlos Skertchly, L.C.

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