Que las distintas sectas musulmanas se mataran entre sí como vienen haciendo desde que Mahoma creó su religión con la espada hace casi quince siglos era un problema que no afectaba directamente a los cristianos.
Pero ahora sus ramas más radicales los han tomado como objetivo de destrucción para erradicarlos de los países en los que ellos vivían, además, antes de la creación del islam.
Estos días, y mientras celebraban las navidades, los cristianos han sido asesinados a decenas con bombas de suicidas o con ataques a tiros de hordas enloquecidas en Irak, Egipto o Sudán, y a centenares en Nigeria.
El artículo es de Manuel Molares Doval. AQUI
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