En la capital del país se concentran los tres poderes de la nación, pero además se realizan ahí los conciertos, festivales, eventos culturales y deportivos, es por ello que se tiene recelo a los chilangos."Hay odio hacia los chilangos por los otros estados porque también somos más orgullosos que los otros", dijo la autora del libro El Chingonario, la lingüista María del Pilar Montes de Oca.
En un amplio reportaje bajo el título de El orgullo de ser chilango, El Universal señala:
"Ser chilango es una denominación muy oscura que se fue construyendo desde la época prehispánica", afirma Héctor de Mauleón, escritor y va más allá al señalar que "es un término muy confuso, no sabemos bien lo que quiere decir, sabemos que se refiere a los habitantes de la Ciudad de México, que en el fondo le viene bien porque también es una ciudad muy confusa que no sabemos exactamente qué es, ni qué la hace, en medio del caos en el que está sumergida".
El cronista Alberto Barranco señala que "el problema es que se ha usado como calificativo despótico o peyorativo en el sentido de rechazo a los habitantes de la Ciudad de México, cuando la ciudad ha sido verdaderamente una mansión para todos aquellos que del interior de la República han llegado a visitarla y a veces a quedarse en ella".
Una opinión similar es la del lingüista mexicano José Moreno de Alba, quien afirma que la palabra "chilango" posee un significado despectivo. En su obra Minucias del Lenguaje, sostiene que dicho vocablo comenzó a aparecer en textos de finales del siglo pasado con "un evidente valor despectivo" para denigrar o injuriar.
En un amplio reportaje bajo el título de El orgullo de ser chilango, El Universal señala:
"Ser chilango es una denominación muy oscura que se fue construyendo desde la época prehispánica", afirma Héctor de Mauleón, escritor y va más allá al señalar que "es un término muy confuso, no sabemos bien lo que quiere decir, sabemos que se refiere a los habitantes de la Ciudad de México, que en el fondo le viene bien porque también es una ciudad muy confusa que no sabemos exactamente qué es, ni qué la hace, en medio del caos en el que está sumergida".
El cronista Alberto Barranco señala que "el problema es que se ha usado como calificativo despótico o peyorativo en el sentido de rechazo a los habitantes de la Ciudad de México, cuando la ciudad ha sido verdaderamente una mansión para todos aquellos que del interior de la República han llegado a visitarla y a veces a quedarse en ella".
Una opinión similar es la del lingüista mexicano José Moreno de Alba, quien afirma que la palabra "chilango" posee un significado despectivo. En su obra Minucias del Lenguaje, sostiene que dicho vocablo comenzó a aparecer en textos de finales del siglo pasado con "un evidente valor despectivo" para denigrar o injuriar.
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