Pero no estaba en las oficinas de campaña del candidato republicano negociando los pormenores del evento.
Unas horas antes de hacerse oficial, tampoco lo sabía el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, a pesar de que se trataba de un asunto que necesitaba sobre todo una estrategia de difusión que mitigara el rechazo popular.
No lo sabía el gabinete. Al grado que cuando se les notificó, entre algunos hubo desconcierto y entre otros franca desaprobación. Esto explica los rostros de luto que exhibieron en la primera fila de la conferencia de prensa.
La operación de la visita de Trump fue del secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Y se coordinó directamente con su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto.
De él fue la idea de hacerlo y de él fue la idea de hacerlo ya.
Da la impresión de que su cálculo fue que con el costo político que pagó el presidente Peña Nieto con esa visita, compró un “seguro anti-Trump”.
Aquí la columna
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