Francisco Garfias en su columna Arsenal, de Excélsior, cuenta que de la oficina de Margarita Zavala le enviaron ayer un documento que es una auténtica declaración de guerra contra Ricardo Anaya y sus leales en la Comisión Permanente del PAN.
Los llamados Margaritos acusan a la dirigencia de Anaya —sin mencionarlo explícitamente— de boicotear eventos de la plataforma “Yo con México” —que encabeza la exprimera dama—, pero también de manipular las convocatorias a miembros de la Comisión Permanente del partido.
Juran que no se cumple con la periodicidad de las reuniones de ese órgano interno o, simplemente, se convoca con dos días de anticipación, cuando ya muchos tienen compromisos y no pueden asistir.
Más grave aún es el señalamiento de que no se corrige la presunción de que hay afiliación corporativa; que se compran afiliados con efectivo, bienes de consumo o servicios. Pero también que hay condicionamiento de empleo.
Hasta hace seis meses, los panistas lucían como favoritos para las presidenciales de 2018. Encabezaban casi todas las encuestas.
Pero conforme avanzamos hacia el proceso de 2018, la “guerra fratricida” que se desató entre los principales aspirantes a la candidatura presidencial, ha dejado el campo libre a Andrés Manuel López Obrador.
Aquí la columna
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Con mucho respeto al connotado columnista, me parece que el tejaban panista se está desvencijando no sólo por sus fricciones internas, poco publicitadas; son más en la realidad, sino por una intuición del potencial electorado, que ya conoce, sabe de varias maneras, que ni el Pri ni el Pan, gobiernan para la sociedad sino para sostener el sistema político mexicano, que apuntalan con dificultad estos dos institutos.
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