La sucesión presidencial en el PAN será con mucho la más complicada y difícil de todos los partidos. Como ninguna otra fuerza política, el blanquiazul enfrenta el mayor riesgo de fractura al tener a tres aspirantes fuertes que se mueven en pos de su candidatura presidencial: Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle, que se disputan con todo, y en ese orden de posibilidades, la nominación que se define a finales de este año.
Con diferentes estilos y estrategias, a los tres panistas los animan dos cosas: primero, la ambición de saber que la recuperación de su partido en los estados, combinada con el debilitamiento de Peña Nieto y el PRI, les abre la posibilidad real de recuperar la Presidencia.
El meollo del asunto
El peligro para el PAN es que, en su ambición, sus tres aspirantes terminen reventando a su partido y eliminando sus posibilidades de triunfo con una fractura que los dejaría fuera de combate.
Moreno Valle lejos de rendirse, recorre el país con una estrategia clara, una operación política fina y una capacidad económica indiscutible, sumando votos internos del panismo.
El poblano, a diferencia de Margarita, busca pelearle a Anaya el control de la estructura interna y tiene un plan muy bien definido y aterrizado para lograr los votos de la militancia en los cinco estados que definirían una interna para elegir al candidato panista al 2018: Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Estado de México, Puebla y Guanajuato.
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