viernes, mayo 08, 2009

Derecho de réplica, las revelaciones de un truhán, Carlos Ahumada


Se pregunta Leo Zuckerman en su columna de Excélsior respecto al libro escándalo escrito por Carlos Ahumada, Derecho de réplica:

¿Debemos creerle a este personaje que hizo su fortuna con negocios turbios sobornando a quien se dejaba?

Y explica en su artículo:

En su libro, Ahumada enloda a los tres principales partidos de México. Muestra una clase política como la caracteriza López Obrador: “Una mafia que es la que manda y decide en el país y que está integrada por el PRI y PAN”. Pero, convenientemente, el tabasqueño olvida otra parte de los políticos que actuaron como mafiosos en esta historia: los perredistas que se embolsaron el dinero de Ahumada presuntamente a cambio de favorecer al constructor.
Ahí está, pues, el retrato que nos ofrece un truhán que ahora se hace pasar como víctima inocente de una bola de mafiosos perversos. Yo me pregunto: ¿por qué Ahumada publica hasta ahora, en vísperas de una elección, su libro? ¿Cuál es su objetivo? ¿A quién le benefician políticamente estas revelaciones? Y más importante aún: ¿usted le cree?

Abunda:

Por un momento vamos a creerle a Ahumada. Sus dichos, como dijo López Obrador, comprueban que sí hubo un complot en contra del tabasqueño para obstruir su llegada a la Presidencia. Pero, ¿no fueron los perredistas los que proporcionaron el jugoso material a panistas y priistas para atacar a AMLO? ¿Quién salía retratado en los videos recibiendo el dinero sucio de Ahumada?
En su libro, el sobornador provee la lista de políticos que grabó: Gustavo Ponce, René Bejarano, Carlos Ímaz, Rosario Robles, Armando Quintero, Fátima Mena, Leticia Robles, Higinio Martínez, Gabino Cué, Horacio Duarte y otros más.
Algunos de éstos recibieron el dinero del “empresario”. El más conspicuo: René Bejarano, uno de los aliados más cercanos de AMLO. ¿A cambio de qué les dio Ahumada dinero? ¿Sabía AMLO de estas operaciones ilícitas? Si lo sabía, era cómplice. Si lo desconocía, pues ignoraba que sus colaboradores eran, como Ahumada, unos delincuentes.

Carlos Marín, por su parte, titula su columna de Milenio: Letrina destapada.

Y escribe:
Desde ayer pudo apostarse que Derecho de réplica será el libro del año en México, aunque no desde luego por su calidad literaria, el número de ejemplares que se vendan o cualquier otra buena razón.
Lo será porque un empresario de pésima fama da su versión sobre un capítulo deleznable, pero medular de la historia reciente: el que tuvo como eje los inolvidables videoescándalos.
Carlos Ahumada implica en conductas tan abominables como la suya a muchos de los 393 personajes de que se ocupa.
Entrevistado por Carlos Puig en la W, uno entre los principales, Andrés Manuel López Obrador, celebró la confirmación en Derecho de réplica del “complot” que en su oportunidad denunció (a la cabeza del cual está el diablo de siempre: Carlos Salinas de Gortari).
Ayer en radio, Ciro Gómez Leyva formuló una gran pregunta: ¿es creíble Ahumada en lo de la conspiración, pero no en todo lo que cuenta sobre la corrupción y las extorsiones en el Gobierno del Distrito Federal que López Obrador encabezaba…?

Carlos Ramírez, en El Financiero apunta:

Aunque tiene muchas lecturas, el libro del empresario y editor Carlos Ahumada Kurtz demuestra la corrupción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el Distrito Federal y del Partido de la Revolución Democrática, además de involucrar a panistas y priistas como aliados de Carlos Salinas en su lucha contra el tabasqueño y por la libertad de su hermano Raúl.

La respuesta lógica de López Obrador era la de justificar el compló en su contra. Pero Ahumada señala específicamente en su libro que él grabó los videos de lopezobradoristas que lo estaban chantajeando y extorsionando. Es decir, un compló sería una operación política falsa para cuestionar a un líder político. En cambio, los videos de Ahumada fueron la confirmación de la corrupción personal y política de López Obrador y sus principales colaboradores.

Concluye así su columna:

Ahumada cuenta secretos de López Obrador en Tabasco, cómo operadores de López Obrador le pidieron dinero para la campaña de Raúl Ojeda, entonces pieza de Andrés Manuel y hoy su representante estatal, y a cambio le ofreció obra pública al empresario constructor.
Uno de los enlaces con Ahumada para recibir dinero fue Octavio Romero, oficial mayor de López Obrador en el GDF.
Ahumada dio dinero, celulares y vehículos del Grupo Quart. Ahumada confirma que sí conoció personalmente a López Obrador, quien le dijo en una ocasión en persona: "apóyalo (a Raúl Ojeda) y en lo que te podamos ayudar en el GDF, cualquier problema que tengamos o que tengas, vamos tratar de solucionarlo".

Y se pregunta:

¿Compló o simple revelación de corrupción perredista?

Juan Bustillos comenta en Impacto:

Es probable que la divulgación de los videos (por cuya venta Ahumada recibió, según él, antidades millonarias) formó parte del complot que sirvió para evitar que López Obrador llegara a la Presidencia, pero esto no borra lo incuestionable: Ahumada dio dinero, mucho dinero, al
operador político más importante de Andrés Manuel. ¿En qué lo usaron? Eso sólo lo saben ellos.

Miguel González Compeán escribe en La Crónica:

Juzgue usted. Un empresario que tiene negocios por contrato, y sin él, decide protegerse de los posibles incumplimientos o traiciones de sus “muy confiables socios” y los graba en videos dentro de su oficina. Sus “muy confiables socios” lo traicionan, no le pagan y le echan en cara que hasta novia (Rosario Robles) sacó en el proceso.

Este hombre pulcro y cumplidor decide que le han jugado chueco y saca a la venta los documentos que con tanto gusto y previsión empresarial ha construido y atesorado.
Alguien le ofrece comprárselos por el dinero o el favor político o legal que corresponda (como corresponde a cualquier mercado) y entrega los videos que, además, muestran su propia y enorme capacidad de corrupción.

Francamente, que desperdicio de papel. Usted juzgará, y yo, no voy a leer el libro. Como apagar la tele si la comedia es mala y el argumento conocido hasta el aburrimiento más lamentable. ¿No cree usted?

Ramón Alberto Garza comenta en su columna de El Universal y en su página Reporte Indigo:

Hoy la historia es distinta. Y fue el propio Carlos Ahumada, El Señor de los Videos, el que terminó por confirmar la mano que meció esta cuna de lobos. La de Carlos Salinas de Gortari.

Concluye:

Lo que Derecho de Réplica deja al descubierto es la confirmación de quién es el presidente del Consejo de Administración de esa empresa que hoy sabemos que se llama México S.A. Y que basta ver el directorio de aquellos que manejan las áreas estratégicas del gobierno, de la economía, del petróleo, de la energía, del crédito al campo, de la seguridad, para descubrir los hilos del libro que todavía está por escribirse.
Aquel que revelará que ninguno de ellos tiene credencial como panista con más antigüedad que lo que lleva el actual sexenio.
Y que su experiencia la doctoraron en uno u otro sexenio tricolor. Unos con De la Madrid, otros con Salinas, otros con Zedillo.
Aparecerán entonces las cofradías de telecomunicaciones, de la construcción, de los energéticos. Las de los priístas empanizados que se van juntos de crucero, a bucear, a Las Vegas o a esquiar.
Y todos, por supuesto, controlados por el manejo privilegiado que da la información recopilada y manipulada desde otro monopolio, el de la seguridad nacional. Que también pertenece a los que compran y venden los videos que terminan en escándalos.
¿Ahora sí habrá alguien en Los Pinos que abra por fin los ojos para terminar de aceptar, finalmente, dónde está “el compló”?

Yuriria Sierra apunta en Excélsior

¿El más contento de esta publicación? Evidentemente, Andrés Manuel López Obrador. La historia que Ahumada narra sirvió de inmediato como trampolín para que El Peje reafirmara la teoría del “compló” que en el caso de AMLO ya es un mantra.
Un regalo de 375 páginas al movimiento pejelagartista y una traición para esos que alguna vez fueron sus aliados y, al igual que El Peje, lo llenaron de contratos. Un libro que, más que su versión, muestra su naturaleza. Una venganza por esos millones que no recibió a causa de esos tratos que hizo con todos los bandos de la política nacional. Al final, del lado del Peje, contra él o contra todos juntos, el caso de Carlos Ahumada no ha servido más que para poner de vomitivo manifiesto todos los usos y costumbres de una clase política nacional, amén de sus colores o divisas partidistas, que lo único que sabe hacer muy bien es transar con el dinero y con el poder.


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