A las 07:00 horas aproximadamente 400 personas se reunieron en el estacionamiento de la presidencia municipal, ahí se llevó a cabo la eucaristía; había 11 ataúdes, uno de ellos, el más pequeño, por el bebé quien murió en el vientre de su madre.
El acto religioso, que incluyó mensajes en náhuatl debido a las raíces indígenas de una parte de los asistentes, fue encabezado por el sacerdote Anastacio Hidalgo Miramón, y en su discurso, llamó a la población a que el crimen no genere más violencia; sostuvo que ninguna causa, religiosa, territorial, ajuste de cuenta o resentimiento es justificación para quitarle la vida a una persona.
Finalmente, dijo que a cada persona le corresponde hacer de este mundo un mejor lugar para vivir, no un sitio salvaje.
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