Con esa lógica habría que decir que el dirigente del PAN más exitoso no es Anaya, sino Luis Felipe Bravo Mena, por haber sacado al PRI de Los Pinos en 2000, luego de 70 años en el poder.
O que el líder panista heroico por excelencia es Manuel Espino, por haber ganado a López Obrador en 2006, en una campaña donde el perredista arrancó con más de 20 puntos de ventaja y perdió por una nariz.
Todo lo anterior no es más que un sofisma, una falsedad tan grande como atribuir a Anaya los triunfos del PAN en este año.
Tiene virtudes, pero decir que fue el triunfador del 5 de junio es un mito construido al vapor para lanzar su candidatura presidencial.
Aquí la columna
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