Carlos Loret de Mola en su columna Historias de Reportero, de El Universal, señala que ya se veía venir que la invitación a marchar antier iba a estrellarse.
Según cifras oficiales, acudieron 20 mil personas. Son pocas si pensamos que el SME juntaba 50 mil cada que quería en el sexenio de Calderón, que la CNTE tuvo a 80 mil desquiciando la capital del país durante semanas hace un par de años, que cualquier cierre de campaña federal aglutina a 100 mil y que el récord de movilización lo tuvo en 2004 la “marcha de blanco” contra la inseguridad que juntó a 700 mil.
El fracaso tiene explicaciones:
El meollo del asunto
La primera convocatoria a marchar fue difusa. Bajo el lema Vibra México, los organizadores promovían en sus entrevistas que ante la amenaza que representaba Donald Trump los mexicanos debíamos estar unidos. Sin embargo, el cartel convocante no señalaba nada de esto.
Lo que pudo haber unido Trump, lo terminó separando Peña Nieto. ¿Marchar contra Trump era marchar a favor de Peña Nieto?
La duda quedó sembrada y se desataron los desmarques: se bajaron organizaciones empresariales, atacaron los lopezobradoristas, se abstuvo todo el que piensa que Peña no es el indicado frente al reto y hasta hubo desde la opinión pública sorprendentes estigmatizaciones por el nivel socioeconómico y el color de piel de los marchistas y convocantes.
El resultado, un fracaso.
Aquí la columna
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