Carlos Loret de Mola en su columna Historias de Reportero, de El Universal, relata que los gobernadores salieron con dos impresiones de su reunión con el presidente Peña Nieto: la primera es que Luis Videgaray, el canciller, está al mando de la estrategia hacia Estados Unidos y de su éxito depende cómo le vaya a nuestro país. El Presidente confía plenamente en él. Y lo respalda con toda la fuerza que tiene.
La segunda es que esa estrategia está fundada en que no hay que llevar la relación al punto de rompimiento porque eso aniquilaría la economía mexicana con un dólar disparado aún más, un gasolinazo todavía peor, una inflación que siga fuera de rango, un debacle económica en general. No están en Los Pinos en el ánimo de ponérsele al tú por tú al nuevo ocupante de la Casa Blanca.
El meollo del asunto
En las reuniones del Presidente con la Conago el tema central solía ser la inseguridad. Recursos, policías, coordinación, apoyos de fuerzas federales, mando único eran conceptos que se repetían discurso tras discurso. Pero Donald Trump ha cambiado por completo la escala de preocupaciones y fue Estados Unidos el tema central de la reunión.
Una vez más, el presidente Peña Nieto pudo pulsar la inesperada oportunidad histórica que le brinda el destino en esta coyuntura: la de un país unido que voltea a verlo para que asuma el liderazgo. Todavía no vemos —no sé si lo veremos— ese punto de quiebre, esa convocatoria que sea parteaguas, ese discurso inspirador, esa chispa entre mandatario y ciudadanos que le dé la vuelta a su administración.
Aquí la columna
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