jueves, abril 21, 2016

Mi clasificación del debate: Roxana, Gali, Blanca, Ana Tere, Quiroz

La Hora Cósmica

Por Cosme Haces

Casi me atrevería a calificar a Roxana Luna, la candidata del PRD, como la vencedora en el debate de anoche organizado (mal) por el Consejo Coordinador Empresarial.
Si no fuera por el evidente nerviosismo de la perredista, que a veces le hacía perder la respiración, Roxana hubiera sido la ganadora en la confrontación.



Y no por el conocimiento de los temas que se plantearon, sino por el sentido común con que los abordó, al margen de los análisis preparados por los expertos, como evidentemente hicieron los otros candidatos.
Más que conocimientos, Roxana expuso vivencias. Sería una gobernadora con sensibilidad social, sin que esto quiera decir que sería una buena gobernadora.
Para mi gusto, el que demostró más porte de gobernante, fue el panista Antonio Gali. Se manifestó seguro de sí mismo, conocedor de la problemática del estado, de las estadísticas y de las acciones de gobierno.
Dejó muy claro en su actitud y en sus palabras, que esta contienda electoral, no es sino un requisito más que debe cumplirse para seguir con lo mismo.

Displicente

Blanca Alcalá tuvo una buena primera intervención, muy académica, eso sí, y apoyada en una presentación de powerpoint, que por cierto es un recurso que ya está pasando de moda.
Se revistió de tecnócrata y repitió lo que ya había expuesto cuando presentó su visión de gobierno.
Pero, la candidata del PRI, tuvo un gran acierto: supo saltarse las trancas impuestas por los empresarios organizadores de no atacar al actual gobierno. Lo que hizo Blanca fue enfatizar las carencias y deficiencias que padece Puebla, y eso evidentemente, sin mencionarlo, tiene un sólo destinatario.
Luego algo le sucedió, porque adoptó en sus otras intervenciones un tono displicente, como si estuviera harta de explicar lo mismo, o estuviera ante un auditorio de ignorantes.

Las bolitas

A Ana Teresa Aranda, la independiente, le tocó el primer turno en las intervenciones y lo desperdició.
Echó mano de un texto preparado a base de lugares comunes: la industria textil, la automotriz, la hospitalaria, etc, que parecía sacado del cajón de un burócrata de cámara empresarial.
¡Y lo leyó!.
Grave error. Porque lo fuerte de Ana Tere es la improvisación.
Perdió la oportunidad, por ser la primera, de marcar el tono del debate, que no era debate, sino "encuentro".
No tuvo un mensaje contundente que era lo que se esperaba de ella, sino que se limitó a recitar la lección, como si quisiera demostrar a los sinodales lo lista que es.
Abraham Quiroz, el candidato de Morena, no defraudó: se esperaba poco de él y eso dió.
Del formato y la organización del encuentro, mejor ni hablar. Entre bolitas de la suerte, el juego de las sillas y largas intervenciones de representantes empresariales, resultó un ladrillo.
Pasará sin pena ni gloria.

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