martes, abril 19, 2016

Mientras más se informa del crimen de Ayotzinapa, más confusión parece surgir

Raymundo Rivapalacio en su columna Estrictamente personal, de El Financiero, señala que entre más información surge sobre la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, más confusión parece generar. Pero la apertura de los expedientes sobre el crimen en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014, y los informes de organismos que luchan por los derechos humanos, muestran con claridad el modus operandi con el que actuaban las autoridades de la región y la banda criminal Guerreros Unidos, y empiezan a abrir la ventana para encontrar el misterioso móvil del crimen. 

El meollo del asunto

Pensar menos como ministerio público y analizarlo más como un fenómeno sociopolítico, ayudará a entender lo que sucedió esa noche. No es suficiente para alcanzar la verdad legal, pero sí para enfrentar el cáncer nacional de corrupción e impunidad, que es un principio.
Iguala es el microcosmos mexicano de muchos años de corrupción, protección e impunidad. Hay que sanarlo y replicar el método en el país. Pero sólo podrá hacerse si existe la voluntad política para llevarlo a cabo, que depende únicamente del gobierno federal.

Aquí la columna

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