lunes, julio 18, 2016

Cuando Enrique Ochoa venga a conocer al priísmo poblano, querría salir corriendo

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, de Cambio, señala que en el orden de prioridades de Enrique Ocho Reza no se sabe qué lugar ocupar el caso Puebla, y si su cruzada en contra de los corruptos de su propio partido aplicará aquí también.
Para comenzar, tiene a Mario Marín, el gran lastre poblano y del que, por diferencia generacional, ya no tiene ni necesidad de recibirlo como sí lo hizo Manlio Fabio Beltrones por cortesía.


El meollo del asunto

Luego puede continuar con el crecimiento patrimonial de Blanca Alcalá, nuevamente sentada en el Senado como si nada hubiera pasado, quien nunca aclaró los casos de su gasolinera, constructoras, 45 casas en Cuautlancingo y claro, su Casa Blanca del fraccionamiento La Misión (¿ya habrá comenzado otra vez la mudanza?).
Cuando Enrique Ochoa Reza venga a conocer al priismo, le van a dar ganas de salir corriendo.
Forastero en su partido, seguro preferirá ir a comer con su amigo Rafael Moreno Valle para tratar de buscar un acuerdo político que, inevitablemente, sólo transitará por la salida de Estefan de la dirigencia.

Aquí la columna

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