El meollo del asunto
Una tradición arraigada que tenía el PRI, en sus mejores y sus peores momentos, es que después de una elección siempre se convocaba al Consejo Político Estatal del partido y se hacía un análisis, una revisión, de la última votación, y ante todo se realizaba un acto de unidad, un llamado a la cohesión, a la disciplina.
Por esa razón se supuso que la presencia de Ochoa Reza de este jueves iba tener el propósito de generar un acto de autocrítica y de cohesión del partido, de que fuera un encuentro con la militancia, de marcar el rumbo que debe tomar la dirigencia estatal del PRI.
Una tradición arraigada que tenía el PRI, en sus mejores y sus peores momentos, es que después de una elección siempre se convocaba al Consejo Político Estatal del partido y se hacía un análisis, una revisión, de la última votación, y ante todo se realizaba un acto de unidad, un llamado a la cohesión, a la disciplina.
Por esa razón se supuso que la presencia de Ochoa Reza de este jueves iba tener el propósito de generar un acto de autocrítica y de cohesión del partido, de que fuera un encuentro con la militancia, de marcar el rumbo que debe tomar la dirigencia estatal del PRI.
Nada de eso ocurrió. Incluso la sensación que dejó el líder priista es que su visita pasó sin pena ni gloria. No dejó algo rescatable.
Aquí la columna
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