Duarte, traicionado por sus socios, espera escondido en un rancho la hora de ir a la cárcel

Raymundo Rivapalacio en su columna Estrictamente Personal, de El Financiero, considera que la caída de Javier Duarte es como cuando un barco se está hundiendo. Primero saltan las ratas y después sálvese quien pueda. A Duarte, que soñaba con terminar su gobierno en Veracruz e irse a vivir a su casa, la vida le ha hecho una jugarreta. Las dos personas que lo deslumbraron cuando le enseñaron un mundo de opulencia y les delegó el poder para hacer negocios que los beneficiaran, lo han traicionado. 

El meollo del asunto

Sus socios Jaime Porres y Moisés Manzur decidieron cantar para evadir ir a la cárcel, pero su arrepentimiento forzado no les compra aún la inmunidad. La historia de la debacle de Duarte es producto de deslealtades, pero sobretodo, de su propia decisión y ambición.
Fragmentos de esa debacle han comenzado a ser contados por personas que la vieron desde las gradas de la descomposición en Veracruz en los últimos años, y que en Porres tiene un protagonista central.
Duarte, sugirieron personas que saben del caso, está escondido en un rancho en la zona metropolitana de la Ciudad de México, en espera que llegue su momento de pisar la cárcel.

Aquí la columna

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