martes, octubre 04, 2016

Un general indignado pierde la paciencia: el presidente dejó al Ejército desamparado

Raymundo Rivapalacio en su columna Estrictamente Personal, de El Financiero, considera que para cualquier secretario de la Defensa, la utilización de calificativos lanzados en lenguas de fuego como “enfermos, insanos, bestias y criminales”, como llamó el general Salvador Cienfuegos a quienes emboscaron a una patrulla en Culiacán este viernes con un saldo de cinco soldados muertos, es inusual.
Pero que utilice una retórica tan violenta, tan indignada, tan fuera de proporción al venir de quien viene, el general secretario, lleva a preguntar por qué está tan enojado el jefe de las Fuerzas Armadas.



El meollo del asunto

Por muchas razones: En el campo de la política, el presidente dejó al Ejército desamparado. Por ejemplo, no corrigió al exprocurador Jesús Murillo Karam cuando calificó el enfrentamiento con criminales e inocentes en Tlatlaya en 2014 como “matanza”, y permitió que el entonces subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda, ofreciera a los padres y abogados de los normalistas de Ayotzinapa hablar con miembros del Batallón 27 de Infantería y revisar su cuartel en Iguala. Estas dos decisiones, que afectaron el respeto del general al interior del Ejército y con los generales retirados, fueron agotando la paciencia del secretario con el poder civil.

Aquí la columna

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