Por un lado, la imposición en Puebla de Pablo Rodríguez Regordosa al frente del comité municipal rodeado de una serie de denuncias externas e internas, incluso en el senado en torno a la deshonestidad de su función pública, otras entre los militantes locales que no acudieron a la asamblea e iniciaron declaraciones en contra, como es el caso de Pablo Montiel Solana, otrora colega de grupo político de Pablito.
El meollo del asunto
Este asunto tiene íntima relación con otro, el que en el orden nacional compromete más la alianza de Margarita Zavala, Josefina Vázquez Mota y Ricardo Anaya en contra de Rafael Moreno Valle a quien se le ha puesto en el banquillo de los acusados.
El ex gobernador, que ahora despacha en su casa de Las Fuentes, había prometido su apoyo a la candidata por el Estado de México bajo la condición de que no fuera incluido Eduardo Rivera en el equipo de Vázquez Mota.
La confrontación está a la vista, el rompimiento es claro, y todo por una rudeza innecesaria. Eduardo Rivera nunca hubiera llegada a ser candidato del PAN a gobernador de Puebla, el número de militantes en el estado controlados por el morenovallismo es muy superior al del grupo tradicional concentrado más en la capital.
Aquí la columna
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El golpe a Rivera no fue por una improbable candidatura en Puebla, sino para que no iniciara una articulación prozavalista. Y la elección rápida de Rodrígues Regordosa, fue para darle un impermeable, aunque ligero, durable hasta el 2019. Porque lloverá fuerte...
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