Les piden que entreguen para su revisión precisamente los teléfonos espiados.
En vez de iniciar una averiguación interna de quién usó el sistema en los casos denunciados, el gobierno se voltea hacia los agraviados pidiéndoles una colaboración que redondea el agravio: la entrega precisamente de la prenda que el gobierno ha espiado.
En vez de iniciar una averiguación interna de quién usó el sistema en los casos denunciados, el gobierno se voltea hacia los agraviados pidiéndoles una colaboración que redondea el agravio: la entrega precisamente de la prenda que el gobierno ha espiado.
El meollo del asunto
Es increíble que a estas alturas del desmandado espionaje público y privado mexicano no haya una instancia institucional, un juez, un ministro de la Corte, un grupo parlamentario, que salga a la arena a exigir una averiguación pública de lo que sucede con la privacidad de sus ciudadanos.
Jueces, legisladores, periodistas, empresarios, gobernadores, el Presidente mismo, la clase dirigente del país, han naturalizado la certidumbre de estar siendo violentados en su privacidad, tomando ante este hecho las precauciones más rancheras imaginables.
Pienso que del escándalo Pegaso debería desprenderse alguna forma de investigación seria y de reparación del agravio, incluyendo el despido de los responsables y su inhabilitación para la función pública.
Aquí la columna
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