Meterán a la Constitución de CDMX cuanto se les ocurra, menos lo controvertido

Enrique Aranda en su columna De naturaleza política, de Excélsior, opina que si bien no son pocos los que, ahora, igual en el gobierno que en los partidos, aspiran a incluir en ella cuanto se les ocurre: ¿derechos? inexistentes, toda suerte depuntadas y estupideces…, con el único propósito “de que se vea linda…” y, más, “de que sea aceptada por todos”, lo cierto es que quienes arrastran hoy el lápiz en la redacción de la propuesta de Constitución de la nueva Ciudad de México, se esfuerzan más en elaborar un documento “de corte genérico”, que un ordenamiento que atienda temas específicos.

El meollo del asunto

Parecería, según alguno de los directos implicados que, en su intento por quedar bien con todos, los redactores de la Carta Magna están dispuestos a incluir, encolgar a la misma pues, cuanta idea y/o sugerencia existe —¡hasta la piedra del molcajete..!, como diría la abuela— sin importar que las mismas provengan de constituyentes impuestos —los 40 electos “por (el democrático) dedazo”— o por los electos, hayan sido nominados por los diferentes partidos, o los independientes.
Pero no entrarán a la discusión de temas específicos, los más controversiales —aborto, “matrimonio” homosexual, movilidad, etc.— en particular.

Aquí la columna

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