Lozano: tres papeles distintos y un solo rol verdadero de uno de los más repudiados

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, de La Jornada de Oriente, reseña que ante el repudio generalizado que existe por la presencia de Javier Lozano Alarcón en el gobierno del estado, una pregunta qué se repite con insistencia –incluso entre algunos miembros del primer círculo político del Poder Ejecutivo– es: ¿qué se busca con la inclusión del ex senador panista en la administración estatal en tres puestos estratégicos? 

Los más enterados dicen que hay tres posibles interpretaciones: que es un factor de control del nuevo mandatario, Antonio Gali Fayad; que lo están probando como posible candidato para la contienda de 2018, y que funge en una especie de pararrayos de Martha Erika Alonso, para que no se dañe su camino a Casa Puebla. 

El meollo del asunto

Necesariamente tiene que haber una razón de mucho peso para que el nuevo gobierno tenga en sus filas a uno de los políticos más cuestionados y repudiados para la prensa nacional y de Puebla, así como de una parte importante de la clase política del PAN. Tal situación, si no se controla, se convertirá en un importante factor de impopularidad de la administración de Gali Fayad.
La intención es que la nueva administración no eche abajo los negocios que arrancaron en el sexenio al amparo de la privatización del agua potable, del control de los servicios municipales en la zona de Audi, los fideicomisos para pagar onerosas obras públicas por tres décadas y que sigan funcionando las atracciones –como el tren turístico de Cholula y la rueda de la fortuna– que se instalaron para que alguien se enriquezca.

Aquí la columna

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