Confieso que esperaba una marcha multitudinaria cuyas fotos darían la vuelta al mundo. No le faltaron notas pero la verdadera noticia, creo, es que el movimiento no llegó a las calles.
El meollo del asunto
El movimiento había encontrado ya su tope político en el silencio de la oposición, ninguna de cuyas fuerzas llevó la consigna al Congreso. Menos que ninguna la de López Obrador, quien abogó expresamente por no derrumbar a Peña.
No sé si esta cautela de la oposición y de la sociedad ante la evidencia de un gobierno débil, es hija de la prudencia o del cálculo político.
Probablemente de las dos: de un lado pocos quieren realmente correrse la aventura de deponer a un Presidente. Del otro, sus opositores políticos prefieren tener un gobierno débil que un gobierno nuevo.
El movimiento había encontrado ya su tope político en el silencio de la oposición, ninguna de cuyas fuerzas llevó la consigna al Congreso. Menos que ninguna la de López Obrador, quien abogó expresamente por no derrumbar a Peña.
No sé si esta cautela de la oposición y de la sociedad ante la evidencia de un gobierno débil, es hija de la prudencia o del cálculo político.
Probablemente de las dos: de un lado pocos quieren realmente correrse la aventura de deponer a un Presidente. Del otro, sus opositores políticos prefieren tener un gobierno débil que un gobierno nuevo.
Aquí la columna
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seria una torpeza derrocar al presidente, pondría en entredicho el sistema democrático. No quisiéramos una dictadura y mucho menos una anarquía.
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