Manifestó que la discusión sobre el matrimonio, “por más irónico que suene”, no se trata de que se casen o no personas del mismo sexo, sino el mensaje “jurídico, social y cultural” que se da a las siguientes generaciones sobre cómo formar una familia.
“Ahora se intenta reducir a un lugar de convivencia, donde el único requisito es el consentimiento mutuo”, ahondó.
Agregó que en esos términos y conforme a la “propaganda de género”, se podría decir que el concubinato también tiene derecho a llamarse matrimonio; o se abriría la puerta a que “la simple voluntad de convivir bajo el mismo techo, justificaría un matrimonio entre tres personas” y otras situaciones fuera de todo límite, advirtió.
“Pero además ese mismo criterio, la simple voluntad de convivir bajo el mismo techo, estaría justificando el matrimonio entre tres o más personas como ya sucedió hace un mes en Canadá. Si todas las uniones son exactamente iguales, si tienen el mismo valor del matrimonio, ¿cuál sería el límite?”, insistió.
Agregó que en esos términos y conforme a la “propaganda de género”, se podría decir que el concubinato también tiene derecho a llamarse matrimonio; o se abriría la puerta a que “la simple voluntad de convivir bajo el mismo techo, justificaría un matrimonio entre tres personas” y otras situaciones fuera de todo límite, advirtió.
“Pero además ese mismo criterio, la simple voluntad de convivir bajo el mismo techo, estaría justificando el matrimonio entre tres o más personas como ya sucedió hace un mes en Canadá. Si todas las uniones son exactamente iguales, si tienen el mismo valor del matrimonio, ¿cuál sería el límite?”, insistió.
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