viernes, noviembre 18, 2016

Primero expulsamos a los paisanos: aquí no había trabajo; ahora ¿sí los vamos a querer?

Pepe Cárdenas en su columna Ventana, de Excélsior, considera que ante las amenazas de Trump contra México, la deportación masiva de migrantes es la más sensible porque golpea la dignidad de nuestros paisanos, quienes sufren en carne propia la embestida de la xenofobia, el racismo y la exclusión furibunda estimulada por la campaña del próximo presidente estadounidense.
El clima de odio está sembrado, tiene permiso para salir de las cloacas, y frente a eso, no bastan las buenas intenciones proteccionistas de nuestro gobierno para revertir una adversidad de tal magnitud.


El meollo del asunto

Hay un hecho que no nos gusta reconocer. En México, la migración tiene un componente de expulsión. Los que se fueron al gabacho hace diez, 15 o 20 años, lo hicieron porque este país no les brindó seguridad económica. Cuando estaban por aquí los dejamos ir para allá por falta de oportunidades, por falta de empleo…
¿Y ahora resulta que siempre sí los queremos proteger?
Por un lado, la secretaria de Relaciones Exteriores anuncia once acciones para cuidar más a nuestros “paisanos”. Si bien revelan la nobleza de las mejores intenciones, parecen “mejoralitos” para la migraña.
¿Ahora sí los vamos a cuidar en serio? ¿Ahora sí les tendremos empleo si regresan?
Aquí la columna

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