Graco y Blanco: la política en la ciudad de los gachos baches, apesta a cloaca.

Pepe Cárdernas en su columna Ventana, de El Universal, sentencia que en Cuernavaca, el pleito, como el amor, no es cosa de dos.
Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco son punta de una madeja muy enredada.
La política, en la ciudad de los gachos baches, apesta a cloaca.
El alcalde independiente dizque está tranquilo. Sabe que las dos suspensiones obsequiadas por la Suprema Corte le permiten seguir gobernando disfrazado de víctima; el incumplimiento de los requisitos de elegibilidad o las presuntas donaciones ilegales para construir obra pública lo van a tumbar de la silla.
Detrás del escándalo cuernavaquense se mueven poderosos tentáculos.

El meollo del asunto

Si Cuauhtémoc Blanco denuncia persecución de la mafia del poder encabezada por Graco, Rodrigo Gayosso, hijo del gobernador, y líder del PRD morelense, denuncia a la mafia detrás del célebre ex goleador, quien según Graco sabrá mover muy bien los pies, pero no la cabeza.
A río revuelto, los pescadores oportunistas, sumados a la causa de Blanco, también son varios; el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Jesús Alejandro Vera, señalado por despilfarrar recursos de la casa de estudios, rival del gobernador; el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro, quien mantiene una cruzada contra el gobierno hereje de Graco; el poeta rebelde, Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad…
Como ve, no es una sino muchas, las manos que desatan el delirio de pasiones en Cuernavaca; ambiciones abundan…

Aquí la columna

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