jueves, marzo 09, 2017

El día que Alfredo del Mazo se jugó el todo por el todo para quedarse con el botín

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, de El Universal, narra que cuando Alfredo del Mazo sintió que la candidatura del PRI al gobierno del Estado de México se le iba por segunda ocasión de las manos, decidió jugarse el todo por el todo.
Y, brincándose las formas y las trancas, buscó directamente y sin cita a su primo el Presidente. Del Mazo Maza sentía en ese momento que él no sería el candidato porque el lunes 16 de enero había sido llamado a la oficina del dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa, quien le dijo, en una reunión de varias horas, que tenía que “estar preparado” si el Presidente decidía que él no era el “candidato adecuado” para la difícil elección mexiquense.


El meollo del asunto

Era el 24 de enero pasado y Peña Nieto iba a viajar a Punta Cana para participar en la Cumbre de Estados Latinoamericanos y del Caribe. Todo estaba listo en el Hangar Presidencial, hacia donde se disponía a salir el Presidente desde Los Pinos cerca de las 14:00 horas, cuando le avisaron que el diputado Alfredo del Mazo pedía verlo con carácter urgente. Del Mazo llegó, agitado, antes del viaje programado para despegar pasadas las tres de la tarde. El Presidente y el diputado se encerraron, y ahí Alfredo se jugó sus últimas cartas.
Ese botín político no debe ser para Andrés Manuel López Obrador, pero sí para él, que es heredero del Grupo Atlacomulco y será el tercer Alfredo del Mazo que busca gobernar a los mexiquenses, tal como hizo su abuelo, Del Mazo Velez, en 1945 y su padre, Del Mazo González, en 1981. La gubernatura, parece decir el junior y primo del Presidente, es familiar y no se toca.

Aquí la columna

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