jueves, diciembre 01, 2016

Priístas poblanos se preguntan si no fue suficiente carnicería la que sufrió Blanca Alcalá

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, de Cambio, recurre a la ironía y relata que antes de azotar la puerta y abandonar el cónclave tricolor en el Comité Ejecutivo Nacional con actitud de femme fatale, en presencia de los representantes de Enrique Ochoa Reza, Blanca Alcalá cerró su año horribilis lanzando la advertencia de que aún no descarta buscar la candidatura a Casa Puebla en 2018. 
Ante la mirada estupefacta del resto de aspirantes, de los jefes de los sectores y del todavía delegado Rogelio Cerda, la senadora pidió que no se le encarte, ni se le descarte, porque aún no toma la decisión de participar o salirse. 


El meollo del asunto

Después de esa escena, con aire de diva, se fue a ver si ya habían puesto sus marranas para castigar con el látigo de su desprecio al resto de priistas poblanos que no estuvieron, ni están ni estarán a la altura de su Emperatriz frustrada por la derrota del 5 de junio. Aventura que, según le espetó a Juan Carlos Lastiri, le costó un tremendo desprestigio.
Por supuesto, la ex candidata fue la comidilla de la reunión y a su regreso a Puebla la pregunta común de los priistas poblanos es cómo, tras la carnicería que sufrió en la batalla por la minigubernatura, Blanca Alcalá cocina nuevamente ser la abanderada en 2018. ¿No fue suficiente masacre?

Aquí la columna

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